El método SHEC, así como otras técnicas de sincronización interhemisférica, se basan en corregir la neurofisiología alterada, causa directa de la sintomatología, de forma que los pensamientos y las respuestas somáticas y emocionales se corrigen como consecuencia de la modificación neurofisiológica.

 

Con un abordaje completamente diferente a los tradicionales, se obtienen modificaciones en las respuestas neurofisiológicas del cerebro frente al hecho perturbador y, como resultado de esto, se produce la resolución de los síntomas. Se basan en nuevos paradigmas de las neurociencias respecto a las funciones cerebrales.

 

Con el método SHEC, creado por Maruxa Hernando Martínez, que aglutina técnicas de integración cerebral, ICV (Integración del Ciclo Vital), EMDR (Eye Movement Desensitization and Reprocessing) y EFT (Emotional Freedom Techniques), se acorta enormemente la duración de la terapia y se aumenta la efectividad ya que se trabaja directamente sobre las neurorredes afectadas, donde han quedado almacenados el dolor emocional y los pensamientos disfuncionales. Son características las gafas especiales que utilizamos con esta técnica.

Así, con este abordaje es posible trabajar cualquier situación vivida como traumática que genere malestar emocional (accidentes, maltrato, cualquier tipo de abuso) así como sintomatologías más difusas, que no están centradas en un hecho concreto (fobias, ansiedad o depresión). En este caso, primero es necesario rastrear el síntoma hasta el origen, lo que conocemos como “escena fundante” para eliminar o atenuar los síntomas y reprocesar eventos traumáticos, sanando todos los síntomas que el trauma genera. Con SHEC enfocamos las escenas que generaron el andamiaje sobre el que se asienta el síntoma o síntomas, así como abordamos también el sistema de apego y el modo en que hoy en día se vincula la persona fruto de sus experiencias tempranas y repetidas de apego.

 

Mi experiencia con esta técnica, que integro dentro de mi modo de hacer terapia, es muy positiva. Normalmente percibo sorpresa, recelo y, sobre todo, curiosidad, cuando propongo este tipo de trabajo. Y tras llevarlo a cabo, lo que más veo es alivio, esperanza y satisfacción. Y sorpresa, de nuevo, por constatar la rapidez y casi “magia” con la que el malestar desaparece. He trabajado especialmente en situaciones de duelo complicado, fobias (avión, conducir, accidentes), trastornos de ansiedad (agorafobia, ataques de pánico) y trastornos de alimentación.

 

Si tienes curiosidad por este modo de trabajar, o tienes algún aspecto muy concreto que desees enfocar, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

 

 

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